No pienses en un elefante, de George Lakoff es un libro que versa sobre la política de EEUU sobre la manera de comunicar entre demócratas y republicanos. Lakoff ha identificado algunos mitos en los discursos y formas de pensar de estos progresistas. En mi experiencia se pueden aplicar perfectamente a los verdes españoles.
Estos mitos los he identificado también en el movimiento verde. Empezar a cuestionar estos mitos y substituirlos por un conocimiento certero nos ayudará a progresar en nuestra manera de relacionarnos y comunicarnos con la sociedad.
En este artículo vamos a ver dos mitos. En un próximo artículo veremos más.
1º. La verdad os hará libres.
La verdad nos hará libres. Si nosotros le contamos a la gente los hechos, como la gente es básicamente racional, todos sacarán las conclusiones acertadas.
Algo que habrás comprobado, una y otra vez, es que confrontar con los hechos casi nunca funciona. Y menos con personas que no tienen sensibilidad verde.
Recuerdo el comentario de un compañero de partido sobre el desastre del Prestige: “Ahora los gallegos se darán cuenta que el PP les ha engañado y les dejarán de votar”. Como sabrás, meses después el PP ganó las elecciones autonómicas gallegas.
Lakoff sostiene que para que los hechos sean aceptados tienen que encajar en el marco mental de la gente. Si los hechos “objetivos” no encajan en un marco mental, entonces rebotan y no se procesan, no son comprendidos.
Lakoff se pregunta, en relación a las falsedades que dijo George W. Bush sobre a la guerra de Irak, “¿Es útil decirle a todo el mundo cuáles son esas mentiras? Para nosotros [los progresistas], no es ni inútil ni perjudicial saber cuándo mienten y saber cuándo no mienten. Pero recuerda que la verdad por sí sola no te hará libre. Decir que “el presidente mintió cuando empezó esta guerra” es decir una verdad, pero a mucha gente le resbala. Hay muchas personas en el país que siguen creyendo que Sadam Hussein estaba detrás del 11-S. Hay gente que lo cree porque encaja con su modo de entender el mundo. Encaja con su visión del mundo.”
Por tanto, lo que propongo es que empecemos a pensar en otros términos. Más que si lo que dice el PP o el PSOE es verdad o es mentira, lo que planteo es cuestionarnos si es útil para conectar con nuestros potenciales votantes o no. Y si no lo es, pensar en otro enfoque. Pero eso de pensar es si es eficaz, si funciona, nos suena extraño, no forma parte aún de nuestra cultura verde.
Pensar en lo útil, choca con una presuposición cultural muy fuerte; la existencia de la verdad. Uno de los avances epistemólogicos más importantes del siglo XX fue el cambio de “la verdad existe objetivamente”, a “cómo construimos nuestra visión del mundo”, lo cual supone que no existe la verdad, si no, como mucho existe nuestra verdad. Pero una cosa es saberlo intelectualmente y otra muy diferente es operativizarlo en nuestra vida cotidiana. Y es un buen momento para avanzar en ello, lo que nos procurará ser más eficaces.
Empezar a cuestionar la idea que decir la verdad nos ayuda en nuestra tarea de verdes crecientes facilita integrar nuevas maneras de pensar fructíferas.
Ahora bien, se produce un fenómeno muy curioso; hay gente que cuando cuestiono el enfoque la verdad, piensa: “entonces éste dice que hay que mentir, que hay que manipular”. Y desde luego NO afirmo eso. Este fenómeno se produce por que hay personas que tienen una forma de procesar muy polarizada, es decir se van de un extremo a otro, sin tener en cuenta que hay otras posibilidades. Por ejemplo, si digo “no hay que usar las lineas rectas”, alguien puede pensar “pues entonces éste dice que tienen que ser curvas”, pero esa solo es una posibilidad. Podrían ser figuras geométricas, colores, etc. Lo que afirmo es que es muy útil aprender a afinar nuestra forma de comunicarnos eficazmente para conseguir comunicarnos mucho más eficazmente para acercarnos a la sociedad que nos proponemos.
2º mito. Cada persona busca su propio interés.
Es irracional actuar en contra del propio interés y, por tanto, una personal normal, que es racional, razona sobre la base de su propio interés.
¿Cuántas veces hemos visto que, avisando a una persona que ciertas conductas antiecológicas van contra su salud, por ejemplo apoyar una incineradora al lado de su casa, no nos has hecho ni caso? Un familiar mío jubilado, me decía que sabía claramente que cuando gobierna el PSOE le sube la pensión y cuando está el PP la congela o sube mucho menos ¿A quién votaba? Al PP. Seguro que conoces más ejemplos de estos.
Esta visión racionalista está en la política demócrata de EEUU y la verde de aquí. Y los demócratas se descolocan cuando se preguntan “¿Cómo es posible que los desfavorecidos voten a Bush cuando les perjudican tanto?”. Su reacción racional es intentar demostrar que los progresistas apoyan los intereses de los desfavorecidos. Y NO funciona, no les votan.
¿Quieres conocer una razón de fondo para que podamos comprender por qué ocurre? Se afirma que un 35% de la población estadounidense, piensa que está o llegará a estar en la cúspide de los más ricos, por tanto esa esperanza facilita que piensen que, cuando se suben los impuestos a las clases bajas y medias y se bajan a los más ricos, eso es bueno para sus futuros intereses, aunque ahora estén en la miseria y nunca salgan de ella. Y otra razón de fondo. En EEUU, hay una ética meritocrática. “quien tiene más dinero es porque han trabajo duro para conseguirlo”.Eso es un pequeño ejemplo de lo que es un marco mental.
Un punto de vista novedoso que nos puede ayudar a entender cómo motivar a nuestros votantes potenciales, tiene que ver con quién cree ser él o ella, qué valores tienen, de lo que admiran, de cuál es su marco mental.
En su libro Lakoff explica cómo usar el tema de los impuestos, desde un punto de vista de los valores y del marco mental -que recomiendo usarlo adaptado (verás que usa un lenguaje muy de la cultura norteamericana, aunque está fomentando claramente de una economía redistributiva) a nuestra política verde para nuestros discursos-:
Nuestros padres -igual que los suyos- invirtieron para el futuro a través de sus impuestos. Invirtieron el dinero de sus impuestos en la red de autopistas, en Internet, en la organización científica y médica, en nuestro sistema de comunicaciones, […]. Ellos invirtieron para el futuro y nosotros estamos cosechando los beneficios de los impuestos que ellos pagaron. Hoy nosotros tenemos activos -autopistas, escuelas y universidades, Internet, líneas aéreas- que provienen de las buenas inversiones que hicieron ellos. […] Los impuestos es el pago de tus deudas, el pago de tu cuota de socio de América. Si te inscribes en un club de campo o en un centro comunitario, tienes que pagar una cuota. ¿Por qué? Tu no construiste la piscina. Pero tienes que mantenerla. No construiste la cancha de baloncesto. Alguien tiene que limpiarla. Puede que tú no uses la pista de squash, pero has de seguir pagando tus cuotas. De lo contrario, no se mantendrá a punto y se estropeará. La gente que elude pagar pagar impuestos, como las empresas que se trasladan a las Bermudas, no pagan lo que deben a su país. Pagar impuestos es patriótico. Desertar de tu país y no pagar tus deudas es una traición. […] Estas inversiones del contribuyente sostienen a las compañías y a los inversores ricos. ¡No hay hombres hechos a sí mismos! Los ricos se han hecho ricos utilizando lo que anteriores contribuyentes han pagado. Les deben muchísimo a los contribuyentes de este país y deberían devolvérselo.
Y por supuesto, no se trata de decirlo una vez y ya está: los mensajes hay que usarlos una y otra vez, es importante ser insistente, hasta que cale en la mente de las personas, contra más se repita, a más personas se llegará y con mayor profundidad. Eso implica que no podemos tener 30 temas de campaña. Para que resulte útil deben ser pocos, tres o cuatro y usarlos como decía en mi artículo sobre el uso del empleo verde, como un tema transversal que conecta con muchos otros temas.
Comparado este enfoque de poner énfasis en los valores, con enfoques como el de Julio Anguita cuando decía “Programa, programa, programa”, éste último es un enfoque racionalista que conecta poco con la ciudadanía. Era muy objetivista y no tenía en cuenta la subjetividad de las personas, como hace el enfoque de Lakoff. No estoy diciendo que no hay que hacer el programa político; por supuesto hay que dessarrollarlo -es la guía de la actuación futura-. Hablar de lo que a la gente le emociona, a lo que la gente le motiva y comparten con nosotras, es el nuevo camino que propongo. Ahora bien, este es un camino nuevo que invito a explorar, implicarse y que en futuros artículos desarrollaré.